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Semana del 30 de abril al 7 de mayo

Estos son los cuentos premiados: 

Categoría de 6 a 9 años:

AVENTURAS EN OSORIO

Por Israel, 6 años

Había una vez en una finca de Teror llamada Osorio una musaraña que allí vivía y se llamada Luis. Luis era una musaraña solitaria que había perdido a su familia y pasaba mucho tiempo en casa esperando a que no hubiera ruido para poder salir. Esperaba durante tanto tiempo, que tenía su casa súper ordenada para disfrutar en ella, como nosotros ahora con la cuarentena. Ah! Se me olvidaba, Luis detesta que le confundan con una rata.
A Luis le gusta la naturaleza y aprovecha cuando sale a pasear por ella, también es geólogo y le encantan los minerales.
Un día que notó que había silencio y parecía estar todo en calma, salió a dar una vuelta, pero sin darle tiempo a reaccionar apareció un ruido ensordecedor y se quedó petrificado.
De repente escuchó una voz incesante con un gran revuelo y acompañada de muchas luces. Un ser que caminaba sobre dos patas se acercaba a él. Este ser no paraba de hablar: bla bla bla bla …y así sucesivamente hasta que se hizo un silencio seguido de los siguientes sonidos: “Perdón, Mi nombre es Pepe palabras y soy periodista del National Geographic, me gusta fotografiar a los animales en su ecosistema y por eso he venido Osorio buscando fotografiar musarañas…”
Cuando Luis oyó que le decía musaraña en vez de rata se tranquilizó y pudo empezar a moverse muy despacito. Movió sus Bigotes y le dijo tímidamente: “Hola soy Luis…”, sin terminar sus palabras otro ser, esta vez a 3 patas y peludo, se acercaba a él corriendo “Guau, guau, guau…”
Luis se paralizó otra vez. En este momento Pepe palabras lo cogió entre sus manos y pudo ver que Luis estaba con los ojos cerrados y temblando, entonces le abrazó y le dijo: “tranquilo Luis él es mi amigo, es un perro y tiene 3 patas porque lo abandonaron y fue atropellado, después yo lo encontré y decidimos formar un gran equipo, y esta es la historia de cuando conocí y adopté a Trípode. Pensé que ese nombre era perfecto para él, en honor a sus tres patas y a mi pasión por el periodismo”
Luis abrió los ojos y pudo ver su entorno de una manera más amable y sin sentirse sólo a partir de ese momento.
Moraleja: Es importante aceptar a las personas como son y tener la valentía para atreverse a hacer amigos.


 

UNA DIMENSIÓN DESCONOCIDA EN MI CASA

Por Lara, 9 años

Hace mucho pero mucho tiempo atrás, una niña llamada Emma se quedo encerrada en casa con su madre,¡no podían salir para nada! Porque en la calle había gente muy mala que estaban armados e iban a robar las tiendas. Ya nadie salia a la calle, así se protegía la gente; sin embargo como no había nadie podían robar todo lo que quisieran.

Emma se aburría mucho en su casa porque no tenia nada que hacer y le preguntó a su mamá cómo podía divertirse, su madre le respondió : – Puedes explorar la casa, a lo mejor encuentras algo que te sorprende – Emma le contesto extrañada : – Perooo… ¿en esta casa hay algo sorprendente? – La madre no respondió, como si no la hubiera escuchado.

Emma empezó a explorar la casa pensando “ufff, vaya tonterías dice mi madre“, de repente recordó que al día siguiente cumplía diez años, así que pensó que a lo mejor había un regalo escondido, ¡quién sabe!

Ya llevaba un rato buscando sin encontrar nada y estaba a punto de rendirse cuando encontró, detrás de un armario, un montón de cosas, entre ellas había una especie de llave, ¡pero que hablaba! Emma se asustó mucho pero no llamo a su mamá. Detrás de ese armario había muchas cosas muy raras, pero lo que más le sorprendió fue la llave así que dejó todo lo demás y se llevó la llave, más tarde encontró debajo de su cama una manta que caminaba y también hablaba, movía las dos puntas de arriba como si fueran brazos y las dos de abajo como si fueran piernas, Emma se hizo su amiga. La manta se llamaba Amaya: – ¡Bonito nombre! – Dijo la niña – Gracias – Emma le preguntó a Amaya si ella conocía alguna otra cosa sorprendente en la casa, a lo que la manta contestó: – ¡Claro! Bueno, en realidad solo conozco una, te la enseñare con solo una condición, no le dirás a nadie todo lo que has visto, tampoco sobre la llave parlante, ni tampoco dirás que me conoces y menos aun lo que te voy a enseñar, ¿entendido? – Si, vale, no lo diré-.

La manta llevó a la niña al cuarto de sus padres: – ¿Qué hacemos aquí? – Levanta la cama – ¿Para qué?- Tu hazlo – Valeee…- Emma lo hizo y se encontró algo que la dejo con la boca abierta, ¡era una especie de portal mágico! Cuando volvió a mirar hacia donde estaba su amiga vio que la manta había desaparecido “que miedo”, pensó, pero luego se armo de valor y se adentró en el portal. De golpe, todo se volvió oscuro, cuando vovio la luz Emma tenia a un hombre frente a ella y claro, se asustó y pegó un grito – No temas – Le dijo el hombre – Emma le miro detenidamente: -Usted se me parece a alguien… ¡a ya se, se me parece a mi madre! ¿Como te llamas? – Mario – Emma se quedó impactada: – Pero si mi madre se llama Maria – ¡En serio! Tu madre es mi “doblecos”- ¿Doblecos? – Si, mira, un doblecos es alguien que es opuesto en todos los sentidos a otra persona de tu mundo, como un inverso mágico ¿entiendes? – Si, creo que si – ¿Quieres conocer a mi hijo?- Claro mi “ doblecos ”- Se llama Emmo – .        

Emma siguió a Mario hasta que llegaron a un lugar donde estaba una casa igualita a la suya pero no entraron pues había un cartel en la puerta que ponía no entrar, peligro, la niña pensó en preguntarle al señor que pasaba pero antes de que lo hiciera, su “doblecos“ le dijo que sabia lo que estaba pensando: – Pues si, ¿cómo lo has sabido?- Se mucho sobre los seres y objetos del otro lado, diferente a ti en casi todo, ¿no recuerdas? – Ah si, es verdad – El otro lado no se puede salir y aquí no se puede entrar, lógico, ¿no? – Aaaaaah ya entiendo, gracias- Emma ya había conocido al doblecos de su mamá y el suyo pero no el de su papá. Entonces Mario la condujo hasta una mujer muy maquillada, se llamaba Javiera: – Hola, soy Javiera, mucho gusto, entonces, ¿te gusta este lugar? – Bueno, se parece mucho al mi mundo solo que no hay gente mala si no todo lo contrario, gente buena –  Claro, eso es porque en este mundo hay policías mágicos y ahora todos los malos están refugiados en las casas- ¡Entonces a Emma se le ocurrió una idea! Habló con su amiga Amaya, la manta: -¡Podemos llamar a los policías mágicos para que vengan a mi mundo!- Fueron a una de las calles y hablaron con los policías, como eran tan buenos, aceptaron.

Cuando cruzaron el portal Emma se acordó que estaba su madre y que ella no podía saber nada, la niña le preguntó a la llave que podía hacer y le dijo: – Siempre que quieras algo, tu tienes que saber que tienes un poder, cierra los ojos y piensa que necesitas que pase – así lo hizo y al instante se hicieron invisibles para todos menos para los malos. Lo lograron, ¡Los malos habían sido detenidos! “¿Cuanto tardará la gente en darse cuenta que los malos han desaparecido?” Se pregunto Emma.

La niña le entrego la llave a la manta para que pudiese seguir entrando y saliendo del mundo mágico y después se despidieron.                                                             

Al llegar a casa su madre le dijo: – Has tardado bastante, ¿has encontrado algo? – Ehhhh… no nada.

Cuando Emma se fue la madre se dijo a si misma: – A mi de niña también me pasó…-


 

LA CAÑA DE BAMBÚ 

Por Jorge, 9 años

Pablo y Diego eran dos hermanos de 8 y 10 años que normalmente se llevaban muy bien pero cuando se peleaban eran tremendos.
Aquel día se pelearon a muerte por un juego de la play. Los dos querían jugar a ese juego pero cada uno con sus amigos así que empezaron a discutir y a subir el tono hasta acabar gritando. Inmediatamente vino su padre a poner orden, claro. Pero como no consiguieron ponerse de acuerdo, y el uno culpaba al otro, su padre se enfadó muchísimo y los castigó a los dos sin jugar a la play ni a nada que fuera electrónico.
Los dos niños estaban muy aburridos porque no sabían jugar a nada que no fuera un aparato y se sentaron en la terraza al sol. Allí estaban sus abuelos que al verlos tan serios les preguntaron qué les pasaba.
– Estamos castigados sin jugar a la play – Dijo Pablo.
– Y no sabemos a qué podemos jugar si no tenemos aparatos – dijo Diego.
Los abuelos se rieron y les dijeron que ellos nunca habían tenido “ aparatitos” y sin embargo se lo habían pasado pipa en su infancia. Los niños los miraron con cara de que estaban locos…. ¿como era posible? ¿Sin aparatos? ¿Nada electrónico? ¡Menudo rollo de infancia!.
Entonces el abuelo les dio una caña de bambú a cada uno y les dijo que salieran a jugar al jardín. Al principio pensaron que su abuelo les estaba tomando el pelo para burlarse de ellos y se dedicaron a dar vueltas por el jardín con la caña en la mano sin hacer nada con ella. Pero al rato apareció una avispa revoloteando cerca de ellos y Pablo la espantó con la caña.
Entonces empezaron a ver que aquel palo podía ser un montón de cosas. Podía ser una espada si jugaban a los mosqueteros; un catalejo si jugaban a los piratas; un bastón si jugaban a ser pastores o un instrumento si jugaban a ser músicos. El abuelo tenía razón. Era una especie de juguete mágico.
Desde aquel día la caña de bambú se convirtió en el juguete preferido de los dos hermanos y ya no estaban todo el día pegados a una pantalla. Todo eso fue gracias a sus abuelos.


 

Categoría de 10 a 14 años:

TODO PUEDE CAMBIAR

Por Samuel, 13 años

Había una vez, un hombre arrugado y viejo, con pinta de abuelo, que no tenía hijos. El hombre, diambulaba solo por la calle y siempre estaba en casa aburrido, recordando con mucho cariño a su difunta esposa. Los vecinos y mucha gente del barrio lo trataban muy mal, se reían de el llamándolo viejo loco o ahí va el loco de los gatos, pues muchas veces, se paraba por la calle y comida que le sobraba, comida que le daba a los gatillos. El viejito arrugado pensaba mucho en casa: uhnn… la vida se me pasa, apenas conozco el mundo, más allá de mi barrio, si tuviera valor… me marcharía de aquí… (siempre se repetía lo mismo), con mí pensión podría vivir y disfrutar de las maravillas del mundo que veo en mi pequeño televisor…lo que falta es sentirme seguro y así, enfrentarme a las adversidades de la vida que ya se me ponen cuesta arriba. Siempre se decía lo mismo, hasta que un día se armo de valor, puso a punto su viejo coche de lata y se lanzo a la aventura ya que nadie lo esperaba. Aunque el coche, era un cascajo viejo arranco a la primera, pues el anciano, había sido un gran mecánico y siempre lo tenía bien revisado. Jacob el anciano, se ilusionó imaginando viajando a todos los lugares que siempre había soñado ir con su difunta esposa. Echó en el viejo coche, unas cuantas mudas de ropa y algo de comida, ya que el resto de comida lo compraría por los lugares que siempre quiso visitar. Su primera visita fue conocer el mar, el cual le impresiono bastante pues pensaba que era muy pequeño tan como se veía en su pequeño televisor, aunque no se baño, se mojo solo los pies, pues le daba miedo ya que siempre le habían dicho que al mar hay que tenerle respeto y no quería ahogarse y al hombre se le vio sonreír. Después visitó algunos monumentos de España, que siempre le llamaron la atención, más ciudades que también le atrajeron al ver los documentales de su viejo televisor. Cuando ya conoció esos lugares, se dijo de nuevo: Uhnn…no sé, si tendré valor de conocer otros lugares fuera de España, pues lo que me da miedo… no saber explicarme en el idioma que hablan los diferentes países. Pero dicho y hecho se presento en Francia, luego Alemania, Italia y Grecia y el hombre fue feliz y vivió muchas aventuras en su viajes y al año de su vida emprendedora, decidió que ya era el momento de volver a casa. Al volver de regreso a su viejo barrio, la gente que se burlaban de él, lo empezaron abrazar pues pensaban que había muerto y le mostraron mucho cariño que el ansiaba incluso su vecina Jacinta todos los días le ponía de comer y le lavaba sabanas y ropa adoptándolo como su padre y así Jacob fue feliz y se sintió muy arropado por la gente de su barrio.


 

EL NIÑO DEL CORAZÓN DE HIERRO

Por Chloé, 12 años.

Érase una vez un niño llamado Emilio que tenía una capa muy gruesa de hierro en el corazón. Esta capa le impedía tener más sentimientos que el de la ira y tampoco le permitía sentir dolor alguno.
Emilio era un chico muy inteligente que siempre sacaba buenas notas en todo lo que hacía y se proponía, pero nunca trasmitía felicidad. Su cara siempre estaba seria, como enfadada.
Su madre, que era pediatra, le había comentado que la única manera de que se le quitara la capa de hierro que tenía en el corazón era amando a alguien y que esa persona le amara también.
“- ¡Pero mamá si yo solo puedo sentir enfado!
“-¿Cómo voy a sentir algo por alguien?-”.
Su madre le dijo que solamente había que esperar a que apareciera una persona que le gustara de verdad.
Una semana más tarde llegó a la clase de Emilio una chica nueva, se llamaba Vanesa. La primera vez que vio a Emilio, él intentó poner una cara feliz pero como solo sentía ira no pudo hacerlo.
Al día siguiente, Emilio estaba sentado comiendo un sándwich cuando ella se acercó y le preguntó que donde estaba la biblioteca.
Emilio se asombró al ver que ella se había acercado, pues pensaba que su mala cara la habría espantado.
Él le contó que tenía una capa de hierro en el corazón que solo le dejaba sentir ira y que era incapaz de sentir dolor. Entonces Vanesa le entendió y desde ese momento se hicieron grandes amigos.
Un día Vanesa decidió enseñar a Emilio a sentir otras emociones a parte de la ira. Y Emilio fue sintiendo más cosas a partir de lo que estaba aprendiendo. El ya sentía más dolor cuando le golpeaban, cuando se caía y cuando sacaba buenas notas también se alegraba.
Ese día, cuando Emilio volvió a su casa le contó a su madre todo lo que le estaba pasando en el colegio. Su madre se puso súper feliz al saber que iba todo bien, así que Emilio pensó que debería regalarle algo a Vanesa por todo lo que había hecho por él.
Un mes después, Emilio fue a ver a su madre al pediatra y ella le informó que ya se le había quitado la capa de hierro, entonces cuando volvió al colegio le contó todo a Vanesa y ella le abrazó con mucha fuerza y se alegró mucho por él.
Y siempre fueron amigos.


 

Si tu cuento no ha resultado premiado, puedes intentar enviar un cuento nuevo la próxima semana, antes del jueves.

¡Gracias a todos los participantes!